Es mi séptimo día de viaje, recién ahora instalado en Goa encuentro un momento para relajar frente al océano índico y escribir unas líneas, ciertamente fue una semana muy intensa. India puede producirte todo tipo de reacciones excepto indiferencia, es un zapping de experiencias abrumador.
Buenos Aires, Londres sin novedades. Londres Bombay (o Mumbay para los anticolonialistas) terminó con un auspicioso intercambio cultural debajo de la frazada roja y azul de Britsh Airways. Un cuba libre bastó para animar a mi compañera del 8C. “I can’t be doing this; my boyfriend is waiting at the airport”. Ethal regresaba a su Mumbay natal luego de haber pasado unos meses en la casa de su hermano en USA.
Esperé durante 1:45 horas mi equipaje en la cinta. 3:00 am. Fui hasta el mostrador de los taxis pre-pagos y saqué el ticket para ir a Cobala; el tipo me dijo 420 rupias al tiempo que anotaba en el papel 370. Welcome to india my friend.
Caminé unos 100 metros hasta la zona de la salida de los taxis y me subí al destartalado fiat de los 50s. Tocar la bocina después del cricket es el deporte más popular en India; el taxi usaba más la bocina que el freno. Lo único que había planificado en el viaje, me salió para el culo; cómo llegaba de madrugada, reservé el hotel desde Buenos Aires, al llegar al Bentley’s Hotel de Colaba me desayuné que la reserva era para el día anterior. El hotel estaba lleno, el taxi se había ido. Me cargué la mochila y apunté para la esquina donde había más luz, una rata se cruzó en el camino. Ciento cincuenta metros duró mi agonía, me metí en el primer hotel que encontré, no quería estar en la piel de los cientos que ví durmiendo en la calle desde el taxi. El aire acondicionado del hotel estaba tan fuerte que agradecí haber llevado la bolsa de dormir (regular la temperatura o apagarlo no eran opciones disponibles). Afuera hacía 30 grados.
Me levanté tarde y me fui caminando hasta Chhatrapati Shivaji Terminus o la estación de tren para los amigos.
En el camino desayuné frutas en un puesto callejero. Con el pasaje de tren a mi próximo destino en mano, pasé la tarde de walking tour. Llamé a Ethal antes de cenar, pero se excuso amablemente, mis siguientes intentos serían igual de infructuosos.
En Café Mondegar me pedí un tandory chicken y una kingfisher (the king of good moments), las siguientes 5 kingfihser las bebí con el francés de la mesa de al lado. A la vuelta de Café Mondegar había un par de boliches, no nos dejaron entrar sin pareja. ¿Para qué ir a un boliche en pareja? Unas chicas que salieron a fumar¬ fueron el salvoconducto. Tanhya bailaba con sus amigas, nos cruzamos las miradas. What’s your name?... Salí con Tanhya del boliche, subimos a un taxi. I’m sorry Alex, I have to go home now I live with my parents. Shit. Welcome to India. Thanya también se excusó amablemente cada vez que la llamé. Tendré que cambiar el target.
Desperté a tiempo para el “fabela tour” por Dharavi Slum: 1,7 kilómetros cuadrados de villa. Dharavi ostenta el dudoso orgullo de ser la mayor villa de Asia. Es difícil distinguir entre la calle, la cloaca y el basural dentro de Dharavi. La gente vive hacinada en cuartos minúsculos generalmente arriba del taller donde laburan. La villa es un gigantesco centro de reciclado de plásticos, botellas y latas de aceite. El lugar es un hormiguero lleno de actividad. La noche terminó temprano en Leopold’s Bar junto con el ocasional compañero del tour.
El día 3 tomé un barquito en Gateway of India (un arco que hicieron para conmemorar la visita del rey Jorge V de Inglaterra) hacia Elephanta Iland que en realidad debería llamarse Monkey Iland ya que está llena de monos mangueando comida. Elefantes no hay, lo que si hay es una serie de cuevas con templos del siglo VI.
La tarde la pasé viendo cricket en Azad Maidans; un gran parque al lado de la Universidad de Bombay, volví a las apuradas al hotel para recoger la mochila e ir para Victoria Terminus donde me esperaba el tren para Goa; pero esa es otra historia.
Muy bueno el relato y las imágenes. Que siga la aventura! Abrazo.
ResponderEliminar¡Hola, Ale! Qué buena idea la de este blog. Me reí mucho con este relato, seguiré leyendo tus andanzas..
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