jueves, 17 de diciembre de 2009

Darjeeling-Kakaravita

La huelga de cuatro días terminó a las seis de la tarde. Estos Gorkhas al final resultaron ser unos cagones. No pude comprobar el levantamiento porque a las 17.30 se cortó la luz en todo Darjeeling. No daba para salir. Tuvimos a la dueña del hotel cocinando desde la seis de la tarde hasta las nueve, un festival de morfi sin picantes. Café con leche, panqueque para la merienda, sopa de pollo, rol de verdura, pasta con hongos y pan nepales. No llegué al postre.

El despertador sonó a las cuatro, estaba estratégicamente puesto fuera del alcance de un posible manotazo. En un decidido acto masocasional (a ver si logro imponer el término) nos dirigimos a ver el sunrirse en Tiger Hill. Esto de inventar palabras me hizo acordar a la pareja que en el vuelo hacia Londres estaba jugando al Scrable, hasta acá vaya y pase, pero resulta que el tipo tenía en la mano un volumen de unas cuatrocientas páginas cuyo título rezaba “Oficial Scrable Words” Cada página contenía cinco columnas de palabras. Enfermo.

Volviendo al asunto de Tiger Hill: 2 remeras, buzo, polar, campera, 2 pares de medias y un par de medidas de Black Label. Con el asunto de la huelga no sabíamos si iba a haber transporte disponible, pero al bajar al pueblo, el único tipo despierto resultó ser casualmente un tachero. Amablemente nos ofreció sus servicios por unas cuantas rupias, sin mucho margen de negociación nos subimos al jeep. En treinta minutos llegamos a Tiger Hill, a spectacular 250 km strech of Himalayan horizon including Everest, Lhotse, Makalu and Khangchendzonga, cuatro ocho mil que harían caer la baba a cualquier montañista. A mí solo se me cayó el ánimo, no se veía un carajo por las nubes. Un panqueque de banana y miel con un café con leche de regreso me devolvieron el animo perdido rápidamente.

Es difícil no caer en la trampa de las actividades masocasionales, que habitualmente involucran soberbios desplazamientos, horarios tirados de los pelos y desproporcionadas erogaciones. El resultado neto de impuestos de este tipo de actividades resulta de escaso interés en el mejor de los casos.

Voy a extrañar el morfi de Darjeeling, se como bien en el Aliment Hotel. Me despedí de Silas y del amable staff del Aliment. Pasé una agradable mañana escuchando música viajando hacia Silguri a través de las plantaciones de té protegidas a la sombra de dudosamente frondosos árboles, por momentos logré no sentir el codo del tipo sentado al lado mio en el Jeep clavado en mi costilla izquierda.

Al llegar a Silguri tuve que negociar el transporte hasta la frontera, esperaba encontrar otro shared jeep. Así fue pero estaba vacío, habría que espera. Un tachero me ofreció llevarme por seiscientas rupias, “no thanks, I’m gonna wait”. Al minuto otro se ofreció a llevarme por trescientas. Again, “no thanks, I’m gonna wait”. Dos minutos después el mismo tipo me dijo 200. Ok, let’s go. Quinientos metros después en la estación de servicio el taxi cargó cuatro litros y me hizo pagar a mí, no hubo vuelto. Doscientas rupias igual cuatro litros. En la india donde todo es endemoniadamente barato el litro de combustible cuesta 1 dólar, en Argentina el agua mineral es más barata que la nafta. A la media hora de viaje, estimé que nos habiamos consumido una poco más de los cuatro litros que mis doscientas rupias compraron. Para tranquilidad de mi consciencia al toque subieron 2 pasajeros más; espero que el taxista haya hecho alguna diferencia, aunque lo dudo.

Crucé la frontera y en Nepal lo primero que hice fue comer un cacho de carne. El plato contenía tres pedazos de dos por dos y medio centímetros cada uno conteniendo un treinta y cinco por ciento de grasa cada uno. Delicioso. El resto era lo usual: arroz, verduras, cosas picantes, la misma comida que en India pero con otro nombre.

Optimista ví en el mapa los menos de quinientos quilómetros que me separaban de Katmandú, pensé que podía hacerlo en el día. Qué ingenuo, el viaje demoraría 18 horas, Ma, ahora si voy a usar el ribotril que me diste, pensé.







La caripela es por el frío, y la cicatriz en la nariz pq me dí la ñata contra la arena en la playa...

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